Disfraces, financian lenguajes pulcros
Se deslizan, con insomnio
Barnizando el lenguaje, tan fanático.
Mientras el silencio, me envuelve
suelo desplomarme en esos árboles
que osaste a mirar como quien observa un cotillón
por su color, alguna vez.
¿Dónde crece el alma y se regocija, si el hombre y su paraíso
se regenera en un suelo que yace infértil, a duras penas, con paso errático?
El viento se conmueve, para volar alto y te llama envolviéndote.
Y así es.
Unos te trasmutan con aires técnicos
Desmenuzando al ser como quien opta por elegir al relojito
Relojito que te lleva a un límite de tiempo
tiempo que es
destiempo al final.
Un plazo que mata al árbol y no lo abraza hasta el
cansancio.
Otros te susurran, absorbiendo todos los
aromas, manteniéndote fresquito
Como un abrazo, instante de dulzura etérea.
Y otros, otros son como el árbol, que se extiende firme, endulzado por ese
viento, arraigado al asecho del sol y sus besos, pero paciente espera…
Porque
por amor es de esperar, sin desesperar.
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