jueves, 10 de julio de 2014

Territorio tornasolado: Guaridas de ensueño▼ Parte 3

El miedo ensordecedor la excedió, por mas que algo parecía inducirla a resistir. Su vocabulario emocional le generaba una cierta incertidumbre.
Se quedó callada y lo miró desafiante
-¿Que querés? Le dijo...Vos me viste y me seguiste hasta acá ¿no?
-Nonono rectificó él. Vos me inventaste muñeca; pertenezco a una de las esferas que rodean tu mundo.
-¿Qué estás diciendo? ¿Que yo qué? Usted está loco loco loco.
Ella no podía creer en primer lugar, que los seres con los que había interactuado esa noche se fundieran en la misma escena y en segundo lugar no podía creer que él tratara de confundirla con su paradójico diálogo atormentante.
-Solo digo la verdad...Yo estoy acá y Julio también; por vos, por tu locura a la que dejaste salir a pasear un rato. De paso...¿Por qué elegiste el nombre Julio?
Ella abrió sus ojos estirando excesivamente la cúpula de sus globos oculares hasta que comenzó a sonar su celular.
Por un momento duda en atender por miedo a que ese hombre quiera arrebatar su celular, pero repara en que de todos modos está explicito que el artefacto que emite una melodía totalmente monótona y artificial proviene de un celular, así que procede en hacer un gesto de espera al vagabundo y atiende a su madre que yacía preocupada y en vela.
-Perdón ma, fuí a caminar...ya voy para allá.(Prip)
Corta y al voltearse no encuentra silueta aparente en su campo visual...
Gira entrando en crísis, su cabeza hacia todos los hemisferios posibles y no encuentra ningun signo vital.
Empieza a despuntar el alba y sus ojos cansados en contraposición con la luz del sol  y la luz de su pecho caliente, dejan caer algunas lagrimas que se deslizan calientes por su tez helada.
  Da al encuentro a su lucidez conmocionada por esa experiencia prolongada adyacente a su realidad y empieza a caminar hacia su casa.
Confundida, análoga a su fuente y a su corazón emite un sollozo.
Y piensa
Nada se limita
Cuando abrís una puerta lo de adentro se vuelve tan real que no permite ningún limite, sino que crece irremediable e infinito.
Y es que de hecho, somos infinitos.
Y hay tantas puertas por abrir...
Tremendas ganas de vivir.

Territorio tornasolado: Guaridas de ensueño▼ Parte 2

Con pasos torpes, luego de correr cuatro cuadras terminó en una plaza que parecía amistosa.
Sobrecogida tomó asiento en un banco verde musgo y reflexionó.
Se sintió insatisfecha por haberse rendido tan facil ante el miedo propio; se frustró y plegó sus rodillas a su pecho abrazando sus piernas que reposaban en aquellas tablas de madera.
Levantó su mirada fragil y observó a un enternecedor perrito que movía su cola cual aleteo de ave y la hizo sonreír. Lo vió atravesar aquella plaza desértica con aires de grandeza y satisfacción; tan desposeído y feliz que sembró admiración en su mente.
 Cediendo su cuerpo hizo un ademán con su mano para atraer al pequeño amigo que deambulaba por ahí...
El se acercó mimetizado y ella lo acarició pensando en la escena precedida...tranquilizando su cabeza al pensar que alejarse de la situación no había sido necesariamente negativo, ya que huír de ese punto había creado ciertas coordenadas que la trasladaron a esa plaza para darse encuentro a ese perrito amistoso.
De paso para ella había sido vital huír y lo que es vital siempre desarma cualquier concepto o retórica prefundada.
De pronto advirtió que alrededor del cuello del perro reposaba un collar harapiento y se acerco intrigada para leer el contenido de sus letras.
Hasta que comenzó a sentir un aliento que expandía un calor estremecedor en su cuello acompañado con un terrorífico:
Se llama Julio-
   Ella se voltea espasmódicamente y se encuentra para su terrible sorpresa con los rasgos de aquel vagabundo que se encontraba en aquella esquina.
Sus ojos estaban enardecidos y aguardaban algo diabólico y espectral
Ella comenzó a tiritar aterrada y titubeante le dijo:
-Ah...ah... ¿Es tu perro?
-Me acompaña en mi delirio ¿Qué te parece?
-Me parece...bien...Me parece bien.
Ella estaba petrificada y en retaguardia; pero hizo un esfuerzo descomunal y dijo
-¿Vos cómo te llamás?
-Yo no me llamo, dijo él. Yo me morí hace un montón de tiempo. Mi nombre ya no existe para nadie, ahora solo existo para alimentarme del miedo de chicas como vos...y transformarlo en algo mejor ¡obvio!
El con su dejo enigmático empezó a tocar con la punta de sus dedos la sien y los pomulos de la muchacha y le dijo:
-¿Me dejás comerte viva? Quiero que compartas todo lo que yo soy y que seamos uno.

lunes, 7 de julio de 2014

Territorio tornasolado: Guaridas de ensueño▼ Parte 1

Con lagrimas en sus manos separa su rostro afligido de ellas para darse un respiro y absorberse de lleno en ese ambiente que tiene frío; para conciliar una vez mas su vulnerabilidad con la noble causa de vivir.
Sabe y reconsidera lo breves que son nuestros cuerpos en la tierra que conmueve y hiere.
Denota que hay secretos que son indescifrables y sentimientos que nunca podríanse explicar; y simultáneamente rectifica que la inconstancia sensorial es precisa para los seres que somos; precisa para vivenciar los contrastes por los que transitan nuestras mentes y apreciar cada pérdida y triunfo, risa y lagrima, invierno y primavera.

Tras padecer tanta fatalidad y tristeza ella reconoce la muerte resuelta por la que arrastró su inquietante piel durante los últimos tiempos; y su conciencia repara en esto para sumir a su estado emocional en un sentir desahogado y libre, más vivo y alerto que nunca, con un profundo interés por aprender en contratapa de lo que es el agobio (como ya dije, la antítesis de las circunstancias entre sí)
 Da un respiro y se ayuda con las manos para despegar su cola del piso y erguirse en su dormitorio.
Un fuerte impulso acomete en su cuerpo y decide abrigar su intrigada espalda para salir y andar por las callejas dormidas de su barrio. Enciende sólidamente un cigarro, con una bocanada anhelada y ansiosa, y se dirige vacilando hacia la avenida José María Moreno.
Advierte que son las 2 a.m. y que la muchedumbre se encuentra durmiendo plácida en sus recintos hogareños; patea una botella rota y levanta la vista para encontrarse con la luna que se mimetiza con su cara redonda y blanca.. Se pregunta en ese eterno instante, cual será el factor que proyecte luz en su andrajosa alma, ya que a la luna la luz se la ofrenda resuelta y magníficamente el sol...
 En este aflorar de su imaginación incesante roba su atención un hombre que exhibía una especie de baile elástico y absurdo a lo largo de una esquina iluminada por las lámparas de un local de ropa.
Se queda estupefacta pero le es inevitable observar detenidamente a este hombre. Le pican las ganas de investigarlo ya que luego de su transitorio renacer le arden los deseos de atreverse a más.
  Se esconde detrás de una columna oscura y asoma sus ojos para atravesar la realidad de aquel fanfarrón.
Observa que sus ropas parecen las de un honorable comerciante pero después de padecer una enorme cantidad de años jodidos...Ajado y desdichado, aunque elegante, su atuendo iba conforme a su temperamento y rasgos perturbantes y misteriosos.
De su boca surgían espontáneamente una multitud de cantos y gritos que se enlazaban en un sinsentido de actuaciones esquizofrénicas; pero por otro lado llamativos y fonéticamente conmovedores descargos de su ser.
Su sombra que se proyectaba en el piso, daba la sensación que se trataba de un trozo de la inmensa oscuridad que cubría la noche, que se había escapado y dado a conocer a través de este hombre; para distinguir la verdad y mostrarse como presencia nocturna que acomete a los hombres tristes para estrechar sus manos y perecer con ellos por las noches.
El hombre comenzó a gritar algo que al principio parecía ilegible como la letra de un doctor.
Y por momentos:
A-ra-dar
tengo
ten-go yo
amor
Hasta que:
¡Tengo mucho amor para dar!
Dirigió espeluznante su mirada hacia los ojos de ella, que estaban fruncidos; y un terror ajeno la envolvió y la impulsó a correr aceleradamente hacia puntos indecisos.