jueves, 10 de julio de 2014

Territorio tornasolado: Guaridas de ensueño▼ Parte 2

Con pasos torpes, luego de correr cuatro cuadras terminó en una plaza que parecía amistosa.
Sobrecogida tomó asiento en un banco verde musgo y reflexionó.
Se sintió insatisfecha por haberse rendido tan facil ante el miedo propio; se frustró y plegó sus rodillas a su pecho abrazando sus piernas que reposaban en aquellas tablas de madera.
Levantó su mirada fragil y observó a un enternecedor perrito que movía su cola cual aleteo de ave y la hizo sonreír. Lo vió atravesar aquella plaza desértica con aires de grandeza y satisfacción; tan desposeído y feliz que sembró admiración en su mente.
 Cediendo su cuerpo hizo un ademán con su mano para atraer al pequeño amigo que deambulaba por ahí...
El se acercó mimetizado y ella lo acarició pensando en la escena precedida...tranquilizando su cabeza al pensar que alejarse de la situación no había sido necesariamente negativo, ya que huír de ese punto había creado ciertas coordenadas que la trasladaron a esa plaza para darse encuentro a ese perrito amistoso.
De paso para ella había sido vital huír y lo que es vital siempre desarma cualquier concepto o retórica prefundada.
De pronto advirtió que alrededor del cuello del perro reposaba un collar harapiento y se acerco intrigada para leer el contenido de sus letras.
Hasta que comenzó a sentir un aliento que expandía un calor estremecedor en su cuello acompañado con un terrorífico:
Se llama Julio-
   Ella se voltea espasmódicamente y se encuentra para su terrible sorpresa con los rasgos de aquel vagabundo que se encontraba en aquella esquina.
Sus ojos estaban enardecidos y aguardaban algo diabólico y espectral
Ella comenzó a tiritar aterrada y titubeante le dijo:
-Ah...ah... ¿Es tu perro?
-Me acompaña en mi delirio ¿Qué te parece?
-Me parece...bien...Me parece bien.
Ella estaba petrificada y en retaguardia; pero hizo un esfuerzo descomunal y dijo
-¿Vos cómo te llamás?
-Yo no me llamo, dijo él. Yo me morí hace un montón de tiempo. Mi nombre ya no existe para nadie, ahora solo existo para alimentarme del miedo de chicas como vos...y transformarlo en algo mejor ¡obvio!
El con su dejo enigmático empezó a tocar con la punta de sus dedos la sien y los pomulos de la muchacha y le dijo:
-¿Me dejás comerte viva? Quiero que compartas todo lo que yo soy y que seamos uno.

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