lunes, 30 de junio de 2014

Lucidez rosada▼ - La azotea de los sueños: El portal

Sofía entra y resbala por las maderas barnizadas de su dormitorio.
Difícil no dejarse llevar pos las punzadas existenciales que emanan su pecho por las noches.
Hace a un lado a su gato que enfermizo seduce a sus frazadas excitando su imaginación felina mientras frota su cuerpo peludo contra esas telas tumultuosas y coloridas.
Corre hacia la cabecera de su cama y pisa cotidianamente el cabezal de su portasueños.
Con estratégica determinación desliza la manija giratoria de su ventana, el sector mas venerado por sus ojos de errante doncella solitaria.Y se encuentra próxima con el frío invernal que la recibe para que ella pueda incinerar la orilla de su tabaco armado...
El indebido tabaco, el insensato; ya que su asma y la pseudo rendición de la enfermedad climática se apaciguaron hace poco y sus padres la regañarían insufriblemente.
  Comienza a fumar y con el mechar de los hilos de hierba se sincronizan unos ruidos semejantes a los de un oleaje acelerado...un oleaje en celo hormonizado y sediento de sí mismo; como un engendro escondido que es valiente de sí mismo solo por las noches. El engendro creado por alguien más, quizás una chica como Sofía.
  Al transcurrir las pitadas fija la vista en su gato que la mira enloquecido por la libertad que atrae ese portal que ella llama ventana, lleno de frecuencias somníferas y sonidos desgarradores. La sincronía momentánea sigue en su cabeza, disipada de escrúpulos y ensordecida por estímulos.
Gira su cabecita revoltosa a su hemisferio derecho y en una de las macetas ve proyectarse un hilo, un hilo producto de una magnifica y sabia araña que la reboza de admiración. Ramificandose esa telaraña hacia un maní quedado en el tiempo unas cuantos meses atrás en que ella decidió ese tranquilizador destino para con él, al dejarlo reposar allí.
Y ahora unidos la maceta y el maní rugoso y orgánico forman un nuevo escenario en esa porción de cemento que se extiende en la ventana; una región invaluable y somnífera. Una inclinación para Sofía, hacia el mas allá de las horas y los propósitos.
No obstante un sonido estridente parece alertarla tironeando su ensoñación precipitada.
Ella decide darle fin al portal y cierra con la misma determinación que anteriori las puertas que se llevan su brisa auténtica y lunática...
Sutil pisa la cabecera de su cama y da un saltito hacia el piso; volátil cae sobre un envase de helado viejo que se despedaza en aproximadamente 6 pedazos según su criterio visual.
Se regocija de gratitud al concientizar la ramificación de los hechos triviales...
Adora alertar que no existen los días meramente aburridos y se consuela en su cama cálida y deliciosa al recordar que después de todo, con voluntad, puede materializar lo más real: la imaginación.

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