domingo, 12 de julio de 2015

La imagen fuera del tiempo ▼ Desde la espectativa hasta la realidad.

 Esperar un gesto, una inclinación, una mirada, un saber que ese ser está ahí perteneciendo a tu red emocional y no a una red superflua de causalidades aleatorias.

Un sentir, una respiración que te hace saber que esta vez ganaste, que ganaste su cariño, que otra vez se crea esa atmósfera tan familiar, tan real y cómoda.

Un girar y reconocer que te apoya con la mirada, que te sostiene con las palabras

Una desilución cuando todo vuelve a la rueda sinfín que lo sume de vuelta en una inercia conservada y limitada; una inercia que coincide con pasados, con modelos externos, con caracteres ya formados, pero no coincide con una realidad presente.

Nada se desenvuelve con claridad
Cada espacio puede ser de duda y cada abrazo puede significar bienvenida o despedida.
Yo llego, y emocionada, me siento observando que es lo que esa casa me depara ese día, a la expectativa, del reconocimiento.
El reconocimiento que me lleva a poder adaptarme a lo que sea que se presente ese día.

Me intento meter, querido, en tus brazos, en los brazos suaves que me acomodan en una realidad animal, mas sana y contenedora, un capullo suave que no requiere de ninguna característica pre-formada.

Cuando meterme en tu casa significa que nos desparramamos en una realidad preconceptual y toda la información se construye en forma espiralada, fluída, desprolija y hasta graciosa.
Eso es felicidad.
Cuando la danza viene sola y nuestros miembros corporales solo se mueven como consecuencia y las palabras no frenan, no agudizan, no malinterpretan.

La historicidad de los hechos puede convertir todo en una especulación constante en donde asumimos el contenido de las palabras. Cuando las palabras no son eternamente renovables, cuando la personalidad siempre estuvo ahí, mostrando lo que tenía que mostrar. Cuando ahora sos vos el que proyecta y refleja una memoria, un recuerdo, una unilateridad.
Que no existe.

Por eso ahora sos vos el que decide si empezar de nuevo y entregarse a la conciencia lavada. Darte o no ese baño interior que te permita volver a descubrir un campo en que el cuerpo y las sonrisas son las mismas pero la fauna integradora de todo el organismo no es explícita nunca. Porque vos no sabés como se siente el otro, como se siente él, o ella, que no para de peinarse el pelo, él que no mira hacia ningun lado, el que no para de hacer chistes, la que está loca.

La que está loca. La que está loca por participar de una corporalidad y una fonética inconstante
La que está loca porque llora mucho.
La que está loca porque se revuelva en el piso, te mira y se ríe.
La que está loca porque sale de tus esquemas.
El hecho de no reparar el hecho de que cuando algo se sale del esquema te volvés autoritario, te volvés estricto.
¿Cuál es el esquema? ¿En el arte solamente deja de haber esquemas? ¿O la vida ese en sí misma arte?

La que está loca, el banana, el traumado, la cheta, la borracha.
Y vos ¿en que lugar estás?
Todos son vos.
Todos son vos.
Ese pelado de ahí, te agrada, porque reflejas algo de vos.
Esa flor te gusta porque tiene características con las que vos coincidirías
Ese pibe que no para de hablar, te molesta en el sentido que mas te molestás.
Te molesta todo lo que tenga que ver con una parte tuya que no cierra con tu concepto de ser y de crear.
Algo que se choca con una corriente que es vital y que está ahí por una cuestión de patrones, velocidades, experiencias, huellas.
Huellas que te pertenecen.
Que hacés escurriendo esas huellas? Las trasladas, las desquitas reflejandola en alguien que “no te cae bien”.
Separando y adjudicando a esos patrones una mirada, la de la prejuzgación. Apartando esas realidades de las tuyas para que no te manchen.

Todos son vos. ¿Cuando alguien puede generarte rechazo? El rechazo es muy profundo, el odio también, no solo el amor. Si son profundos es porque fulminan en alguna parte de tu realidad, de tu cuerpo. Es cómodo amar al amigo y odiar al enemigo.
Sin entender por qué el enemigo es el enemigo. Despreciando una realidad, despreciando muchas.

Enfrentarse borra la cuestión hipócrita, enfrentarse regula las molestias y las confusiones. Enfrentarse te mece en una mayor autosuficiencia. Creerse y serse fiel te hace sincero sin limites reduccionistas.


Todo a tu favor, si vos querés, todo a tu favor. El pacto crece, la flor renace.

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